Los lagos salados de Siwa: por qué son interesantes

Los lagos salados de Siwa son uno de los grandes atractivos de este oasis de Egipto, junto con otros no menos interesantes como la Piscina de Cleopatra o los restos arqueológicos del famoso oráculo que consultó Alejandro Magno. En este post te contamos más detalles sobre estas singulares masas de agua, en las que los más valientes no dudan en bañarse… pese a que la experiencia es muy distinta a la de la playa.

Qué son y dónde están los lagos salados de Siwa

Los lagos salados de Siwa son una serie de pequeñas masas de agua ubicadas a las afueras de dicho oasis, en su límite este. Se nutren de manantiales subterráneos, con un alto grado de composición en sales minerales. Y dado que son lagos endorreicos, es decir, que no tienen salida al mar o a ríos que viertan al mar, estas masas de agua están muy expuestas a la evaporación, provocando que el agua en superficie alcance una gran concentración de sal.

A ello hay que sumar pequeños estanques que se han originado por la mano del hombre, en proyectos de minería o de otro tipo. El color de estos lagos salados parece irreal, siendo de una claridad y blancura fuera de lo común. E incluso el terreno inmediatamente circundante es también de una belleza especial, con notas de desierto puro mezcladas son los tonos de las clásicas salinas.

De hecho, muchos conocen a estos lagos como ‘el Mar Muerto de Egipto’, por comparación con ese otro gran lago endorreico que separa Israel y Jordania. Sin embargo, la concentración de sal en estos lagos es incluso superior, y eso hace que sus consecuencias sean aún más perceptibles.

Qué implica bañarse en estos lagos: precauciones

Como decíamos, son muchos los valientes que osan darse un baño en los lagos salados de Siwa. No hay nada que lo impida, pero conviene tener claro qué implica introducir el cuerpo aquí. La consecuencia más sorprendente y divertida es que el cuerpo flota sin ninguna dificultad: tumbarse boca arriba será lo más natural, en una extraña sensación cercana a la levitación. 

Además, muchos expertos atribuyen propiedades medicinales a estas aguas saladas, como el alivio de dolencias respiratorias o de dolores musculares y articulares. En cualquier caso, cualquier baño que busque un beneficio de salud debería estar supervisado o recomendado por un profesional médico.

Y en general, para disfrutar de ese momento, es fundamental seguir una serie de precauciones. En primer lugar, deberían abstenerse de ello las personas que tengan alguna herida pues, al contacto con el agua extremadamente salada, se notará un escozor intenso. Por la misma razón, hay que evitar introducir la cabeza en el agua: aunque se haga con los ojos cerrados o con gafas de nadar, cualquier gotita que pueda llegar a los ojos puede causar una gran irritación.

Además, hay que tener en cuenta que en la orilla y el entorno inmediato a los lagos, la sal está perfectamente solidificada, creando un suelo rugoso e irregular, donde puede haber salientes punzantes. Por ello, se hace muy útil utilizar las clásicas sandalias cangrejeras o de río, lo que evitará heridas en la planta del pie… y el consiguiente escozor por el contacto del agua con la herida.

Además de estas precauciones, conviene tener siempre presentes otras recomendaciones más generales, como protegerse bien frente a la insolación, pues bañarse aquí no es precisamente una experiencia refrescante, por el hecho de no poder sumergir el cuerpo completamente. La radiación ultravioleta también es muy fuerte, ante la escasez de sombra, de modo que la protección de los ojos y la piel se hace imprescindible. Y por supuesto, la hidratación es fundamental, por lo que conviene tener botellas de agua siempre a mano.

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