Cosas que no sabías de los ptolemaicos en Egipto

El periodo de los ptolemaicos en Egipto va desde el año 323 a.C hasta el 30 a.C. Tres siglos de reinado que, en muchos aspectos, representó una época de esplendor… pese a que muchos egiptólogos tienden a relegarla a un segundo plano de interés, quizás por ser una de las últimas etapas de aquella civilización y por introducir novedades culturales que la alejaron en parte del canon más puro del Antiguo Egipto. En este post te contamos algunas anécdotas de esta dinastía y su periodo de vigencia, que te ayudarán a entender mejor su legado cuando lo conozcas en tu viaje por el país.

Nombres para la posteridad

Algunos de los personajes más famosos del Antiguo Egipto eran precisamente ptolemaicos o, al menos, estrechamente relacionados con ellos. Por ejemplo, el mismísimo Alejandro Magno: era macedonio pero con su muerte (en el 323 a.C) comienza la época ptolemaica, pues uno de sus generales de confianza, Ptolomeo I Sóter, fue quien instauró la dinastía en Egipto. De ahí el nombre del linaje, pues sus sucesores adoptaron también dicho nombre, con otra numeración. 

Y si nos vamos al extremo opuesto, al final del periodo, éste aconteció con otro personaje universal: Cleopatra (oficialmente, Cleopatra VII Thea Filopátor). Aunque fue una gobernante que destacó por numerosos motivos, a su muerte Egipto quedó relegado a una mera provincia romana, a pesar de que se interesó enormemente por la cultura local, hasta el punto de ser la primera reina-faraón ptolemaica que hablaba el idioma egipcio.

Alejandría, su capital

Alejandría fue fundada por Alejandro Magno, de ahí su nombre. Pero los ptolemaicos decidieron impulsarla hasta el punto de convertirla en capital. Por ello, una visita turística por esta ciudad supone una inmersión en aquella época, en la que despuntaban construcciones e instituciones tan importantes como el Faro y la Biblioteca de Alejandría, de las que hoy apenas quedan el recuerdo y algunos pequeños restos. Un legado aún mayor fue el Museion, centro dedicado a las musas (diosas de las artes). De ahí su nombre… y de ahí el nombre de todos los museos del mundo.

Templos icónicos bajo su mandato

Aunque Alejandría, la capital, destacó por su carácter helenístico, el resto del país mantuvo su cultura y tradiciones egipcias. Especialmente en el sur (el Alto Egipto), donde los ptolemaicos construyeron grandes templos religiosos para buscar esa comunión con el pueblo llano. Ejemplos de ello son los templos de Edfu, Kom Ombo e Isis en Philae, como te contamos en este otro post y como podrás descubrir en un crucero por el Nilo. Y muchos de ellos han llegado hasta nosotros en un muy buen estado de conservación.

Sincretismo y nuevo dios

Paralelamente, en Alejandría y su área de influencia, la helenización avanzó hasta el punto de desarrollar una religión sincrética, con dioses griegos que quedaban asimilados a los egipcios. El mayor exponente de ello fue Serapis, un nuevo dios fruto de este encuentro de culturas: de aspecto barbado, como el dios griego supremo Zeus, asumía también funciones propias de Ptah (dios artesano, creador del mundo) y de Osiris (dios de los muertos). Su principal templo estuvo en Alejandría: el Serapeum.

Matrimonios incestuosos

Otro aspecto que puede sorprender sobre los ptolemaicos en Egipto fueron las relaciones incestuosas de algunos de sus gobernantes. Por ejemplo, la de Ptolomeo II con su hermana Arsínoe II, con la que se casó en segundas nupcias. Esto, no obstante, era una costumbre que ya practicaron los gobernantes egipcios en el pasado y que tenía por objetivo buscar un mayor control sobre los herederos al trono, pues era el vientre femenino el que otorgaba el linaje real al hijo. 

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